viernes, 24 de junio de 2011

"Un día en la vida de Tenoch"

El sol del mediodía iluminaba desde lo alto el valle. Un suave viento recorría los ahuehuetes entorno al lago, Tenoch caminaba entre una de la ciénaga con alguna dificultad, apresurando el paso al acercarse a la región más acuosa de la zona.
        La gente a la que guiaba realizaba mientras tanto distintas tareas: algunas mujeres molían nixtamal para preparar alimentos, otros buscaban algún animal que cazar con la finalidad de mitigar el hambre después de tanto caminar.
       De pronto detuvo su paso y puesto en cuclillas se quedó contemplando la superficie del agua… En alguna parte tendría que observar la señal de Huitzilopochtli, con un semblante serio pero sin preocupación, se dirigió al guerrero que lo acompañaba en su recorrido ¡Él lo prometió! “seguramente encontraremos el lugar donde edificaremos nuestra ciudad". De regreso a su casa se acercó al fuego y lo envolvió un olor a copal, era parte de la ofrenda que su casa daba a los dioses para recibir los favores. En la choza de alguna manera todo era un caos, mantas, tepalcates, animales y herramientas se encontraban en desorden, acomodarse ahora era una misión a cumplir en el menor tiempo posible.
        "¡Tenoch! ¡Tenoch!" Gritaron dos niños a su paso, mostrando entre sus manos un renacuajo que brincaba sin parar, suavemente sacudió su mano sobre su cabeza y prosiguió su camino, dirigiéndose a los más ancianos del grupo, a quienes después de un saludo reverente comentó lo que sus ojos habían visto en la ciénaga "Debemos tener fe en nuestro señor Huitzilopochtli, en algún lugar de estas ciénagas encontraremos la señal, la empresa no será fácil, pues sobre el agua nos hemos de levantar". Algunos de los ancianos se miraron con impaciencia, y en otros se advirtió la preocupación y el nerviosismo, sin embargo su respuesta fue tranquila y muy segura: "Con su guía lo lograremos".
        Cerca de la tarde, ya anunciada la puesta de sol, buena parte de la población azteca, se disponía a descansar; el sonido de las ranas se anunciaba muy cerca. En el piso sobre los petates Tenoch y su familia se recostaban; y el canto de los tecolotes aumentaban aún más el bullicio que no impidió conciliar el sueño, no sin antes rogar a Tezcatlipoca lo protegiera de los peligros de la noche… "Seguramente mañana será el día".

         Nos interesó imaginar cómo sería un día en la vida de Tenoch por ser el caudillo azteca que contribuyó a la fundación de Tenochtitlan y condujo a su pueblo en un recorrido lleno de vicisitudes, llevándolo  primero a Chapultepec y después a Tizapán hasta lograr, siguiendo las indicaciones del gobernante ancestral, la fundación de una nueva ciudad que se llamó México. Que según cuenta la historia, un grupo de la población se rebeló y por recelos políticos se separó de la obediencia de Tenoch. Estos últimos decidieron llamar a su ciudad México Tlatelolco; así, la ciudad de México quedó dividida en dos parcialidades: México-Tenochtitlán, donde estaban los que seguían a Tenoch, y México Tlatelolco, donde se agrupaban los disidentes.
        Al investigar y conocer más sobre la vida de Tenoch a mis compañeros  y a mí nos resultó más fácil imaginar y narrar  un día de su vida, haciendo  uso de la técnica narrativa la cual   consiste  en  construir y comprender la realidad, de hacerla inteligible, de verla de diferentes experiencias y horizontes. De ahí la importancia de narrar la historia a los alumnos ya que genera en ellos mucho interés y disposición al conocimiento.
              Ya que la narrativa posee un poder transformador que pone en contacto con muchas experiencias, a través de la imaginación al recrear a través de la narración y la descripción de hechos y fenómenos históricos de manera fantástica.
           La narrativa histórica es un pilar fundamental, pues es crear una representación de lo real mediante habilidades de razonamiento donde el alumno interrogue el pasado mediante la comprensión de la temporalidad que vive, llevándolo del presente al pasado y del pasado al presente obteniendo en este proceso el conocimiento de su sociedad.
           Al estudiar la metodología de la narrativa y al aplicarla para enriquecer la investigación sobre el tema de la Fundación de Tenochtitlan nos percatamos que para que los alumnos puedan hacer uso de ella deberán   desarrollar  sus  habilidades cognitivas para el estudio histórico así como  la  forma de pensamiento en el que se estimule la investigación interpretativa. Pero también se requiere  que los actores educativos, estemos capacitados para desarrollar éstas competencias de tal manera que sea posible llevar a los alumnos de manera gradual a construir representaciones sobre la realidad histórica y se aproximen a comprender el mundo que les rodea.
            Para lo cual también será  necesario desarrollar el razonamiento histórico mediante un análisis de las fuentes históricas, desarrollar hipótesis y reflexiones de la realidad socio-histórica y elaborar interpretaciones de la realidad, todo ello mediante el proceso narrativo en el que el discurso implica una diversidad de interpretaciones hecha desde diferentes horizontes.



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